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Mostrando entradas de marzo, 2015

#15 Alguien dice tu nombre. (Biblioteca de cámara)

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Cuando se disfruta un libro, cuando se disfruta de verdad, uno está temeroso de llegar a la última página, pero a la vez lo desea con toda su alma de lector. Es la contradicción de los buenos libros. El necesitar saber el desenlace, devorar un párrafo tras otro con el ansia acuciante de meterse más y más en la historia, pero con el desconsuelo de que el inevitable final se acerca. Cuando se disfruta de verdad un buen libro y uno dobla la esquina de la última calle y pasa la última hoja, fuerza a sus ojos a no desviarse hasta la última línea, sino a esperar, a deleitarse en los últimos recodos de las escogidas finales palabras, a saborear con cuidado lo poco que queda de una novela que lo ha maravillado, y segundos después, se sumerge en la última línea, a veces, tan simbólica, instruida y reconfortante como ésta: " A mí me gustaría conocer París".  Alguien dice tu nombre es una de esas novelas que me ha llegado al corazón. Cuando leo, me gusta encontrar una proporció