Post mortem
Perdí las huellas dactilares. De arrancarme la piel a tiras, de morderme el cuerpo, de exprimirme la sangre. Perdí mis huellas dactilares y con ellas olvidé el pasado. Desanduve en mi memoria los caminos recorridos, borré los errores y hasta sus enseñanzas. Por perder, perdí hasta el aliento. Y la respiración. Los latidos de mi reloj. Los tic-tac del corazón. Mis pies pisaron cristales. Perdí la conciencia y el subconsciente. Perdí tantas cosas que dejé de llamarlo perder y lo llamé ganar. Y a lo poco que recibí después de aquello lo llamé milagro. Nunca un milagro se había parecido tanto a la nada. Nunca el vacío había estado tan lleno ni mi vaso roto tan colmado. Tras el túnel vino la luz. Después de perder las huellas dactilares perdí algo más que mi identidad; pero luego recuperé mucho, quizá demasiado. Y no sólo la cordura. Encontré el Origen. El Porqué de la Verdad. La Verdad es algo que se parece mucho a la Mentira pero que se diferencia de ella en una cos...