Las cavilaciones
Cavilar, pensar, repensar, analizar, planear, organizar, cavilar, cavilar, cavilar. Me gustaría, como una vez escribí, tener un maldito botón que pudiera apagar ciertas zonas de mi cerebro, en concreto esas que se pasan las horas vivas convirtiéndolas en horas muertas que no sirven para nada, horas en que mi materia gris se pinta de gris a sí misma y se hace languidecer, llenándose de cavilaciones innecesarias, de planes mentales que fatigan por el simple y llano hecho de que para conseguir un objetivo ya trazado, hay que ponerse manos a la obra en lugar de seguir calibrando y sopesando opciones, hay que pasar a la acción y dejar a la reflexión descansar. Pero no dispongo de ese botón y soy nula, inútil, un cero a la izquierda, en eso de saber parar de pensar y actuar. A mis neuronas les gusta más sentarse en círculo y pasarse la pelota de una a otra, tantear una y otra vez las posibilidades y jugar a varias voces. Y si... Y si... Y si... ¡Caray! Ese "y si..." ya no podemos contemplarlo porque se gastó el tiempo para llevarlo a cabo. Como en el juego de la silla, una neurona pierde su lugar y tienen que marcharse su voz y su plan, una posibilidad se escapa y deja paso a un vacío de frustración y cavilaciones huecas y vanas. Porque al final, lo único que sé hacer bien es elucubrar una y otra vez, poner ideas sobre una mesa que ya no se sostiene por culpa del deterioro del tiempo que empleo en volver a elucubrar de nuevo. Soy una fila eterna de potencias que nunca jamás llegan a ser acto. ¿Por qué? Porque a esa neurona metafórica en el fondo le da miedo intentar ponerse a ello y fracasar, porque es mucho más fácil emplear la excusa de "al final el tiempo estuvo en mi contra, no fui yo, fueron las circunstancias", porque es más cobarde pero menos doloroso autocompadecerse que caer. Sé cuál es el problema y cuál es la solución, pero cada vez me quedan menos neuronas, menos tiempo, menos fuerzas, menos puntos y aparte, y lo poco que queda se empecina en seguir cavilando y en buscar el botón, sin éxito.
Yo creo que pasamos a la acción cuando estamos preparados para ello, es como si existiera una autorregulación, y entonces actuamos de manera oportuna cuando realmente estamos listos para hacerlo. También pienso que en ocaiones hay obstáculos que nos impiden actuar, y cuando éstos son mentales son más difíciles de salvar, y así la acción nunca llega, nos paraliza el miedo, la inseguridad y a veces el pensamiento circular, dar vueltas y vueltas a lo mismo...
ResponderEliminarCreo que estamos predispuestos para movernos en círculos ¿sabes?,pero también creo que podemos salir de ellos con auto-determinación y por supuesto trabajando nuestros miedos que son los que nos paralizan y nos llevan a la inseguridad.
Intenta darle un respiro a tu cabeza, todo es proponérselo.
Un abrazo muy fuerte Patricia!
Me gusta mucho eso que dices de la autorregulación, creo que tienes razón, serguramente muchas veces nos empeñamos en forzar la máquina y si ahora dice no será por algo, aunque como escribes, trabajar es la puerta de salida a todas esas inseguridades y dudas. Gracias por compartirme un poco de tu filosofía aquí Sofya :) abrazos!
EliminarDice un viejo proverbio hindú que la mente es el mejor de los sirvientes y, en ocasiones, el peor de los tiranos. Tienen un cuento sobre el auriga, las riendas y el caballo, más o menos viene a decir que el espíritu es el auriga, las riendas son la mente y el caballo es la voluntad. Si se altera ese orden el asunto no conmuta...¿y qué le pasa a los observables que no conmutan?. Me has dicho que estudias matemáticas, así que ya sabrás que el principio de incertidumbre de Heisenberg obedece, precisamente, a la no conmutabilidad de ciertos operadores. En resúmen: incertidumbre.
ResponderEliminarPero eres muy joven y tu caballo está lleno de fuerza. Haz como el ejemplo del toro amarrado a un palo: que de vueltas hasta reventar; que se canse...que disipe su energía: ya se agotará él sólo. Si fuerzas esa máquina para conseguir su quietud, tan sólo añades leña al fuego.
Y si ahora me dices que eres Libra, ya sería la repanocha, jajajajajajaja...
Un besazo y tira p'alante. Cuando esa energía, sensibilidad e inteligencia se canalicen, serás imparable.
Jajajaja me temo que soy Sagitario :) ya conocía el cuento del caballo, me lo explicaron en el insti en filosofía creo recordar, creo que es una metáfora maravillosa y te agradezco que la hayas traído de vuelta a mi memoria, recojo todos tus consejos y espero que caigan en suelo fértil. Cuando menos te agradezco mucho tus palabras, haremos correr a ese caballo hasta la extenuación, de hecho ahora mismo está un poco así y lo cierto es que funciona.
Eliminar;) :) :) :) gracias y un abrazo!
Para escribir lo que has escrito, tus neuronas tienen que estar muy en forma. Sino, ¿cómo puede alguien describir ese estado tan detalladamente?. No te engañes. A mi me ha encantado tu reflexión.
ResponderEliminarUn besote Patricia
Te lo agradezco de corazón Clara. Al final, de tanto y tanto cavilar, acaban saliendo aunque sea textos donde intento aclararme. Gracias :) Besos!
EliminarPero por suerte, o no, estamos en temporada de peras.
ResponderEliminarHabrá que hacer conserva.
EliminarCuando encuentres el sitio del maldito botón ese, porfa, Patricia, dímelo. ;)
ResponderEliminarMira la hora que es y dónde estoy en vez de estar durmiendo... cavilando, pensando, repensando, cavilando, argumentando, llevándome la contraria, etc...etc... :((
Y todo esto con menos neuronas que tú por más años que tú :D
Buenas noches o lo que queda... ululando a lo que queda (también) de luna llena. ;)
Espero que, con la cantidad de días que han pasado desde esto (y siento no haber podido contestar antes) hayas conseguido conciliar mejor el sueño, y aunque no hayas encontrado el botón, se haya desconectado por sí solo un rato :)
EliminarUluleos de vuelta, si algún día encuentro el botón serás la primera en saberlo. :)
Eso de cavilar, últimamente lo llevo yo mu malamente:(
ResponderEliminarMi últimamente se remonta a años luz jajaja :(
EliminarIba a contestarte pero me he puesto a pensar... :p
ResponderEliminarYo siempre fui un experto en pensar, analizar, valorar... y al final no hacer nada. Últimamente me arranco más, por puro tedio hacia mí mismo :D Pero me costó demasiado tiempo. Creo que, en el fondo, pensar es solo una excusa. Ninguna forma de vida piensa, y por eso solo actúa, por instinto y por experiencia. En nuestro caso, podemos ver que el pensamiento nos lleva hacia allí donde queremos ir (si es inacción, escogemos solo las variables y los inconvenientes del acto que nos lleven a la inacción; si es acción, escogemos solo las variables que nos llevan a querer actuar). Si lo piensas (valga la redundancia), los momentos en que más pensamos las cosas y más puertas abrimos al miedo son esos momentos de grandes cambios.
Y todo ello aderezado con la proyección de la carga emocional del momento...
Mi experiencia me dice que el mejor antídoto contra la inacción es hacer precisamente aquello que temes. Al hacerlo, te colocas al otro lado del muro que has levantado con tanta duda. Y lo ves de manera diferente. No hay que pelear contra el miedo (si tienes miedo, es que el miedo está ganando, ya te digo yo que no puedes con él). Hay que pelear contra el causante del miedo. Y ése es, precisamente, la inacción.
Como ves, he pensado mucho... así que he hecho poco jajajaj Supongo que ése ha sido mi "maldito botón".
Besote Patricia! :)
Copy, paste, y a mi libreta de notas que releer. Sin más que añadir, solo aplausos, gracias por lo que has escrito. Es justo así, sin duda uno de esos botones a pulsar es el de la inacción, y tal y como lo expresas suena tan sensato y lógico que por una vez me creería que de la teoría a la práctica en verdad hay un paso. Lo intentaré, gracias Andoni :) :)
Eliminar¿Y si te presto un bote de pintura de cerebro?
ResponderEliminar¿Y si es de color verde blog?
¿Y si le quitamos la silla a todas las neuronas?
¿Y si escribes que no pero es que sí?
; )
Pues respondo a todos esos condicionales que sí, que los quiero, que a qué esperas a traerme ese bote :D
EliminarGastamos tiempo en elucubrar y en valorar opciones que al final descartamos siempre. Parece que pensamos más en hacer algo que en hacerlo, supongo que hay que tener valor o ese resorte que te lleve a hacer las cosas y a no pensarlas tanto.
ResponderEliminarSupongo que pensar también es un mecanismo de defensa para que no saltemos a la piscina sin agua...aunque a veces el miedo, hace que no lo hagamos ni aunque esté llena y entonces, nos quedamos fuera friéndonos al sol.
En fin, yo creo que todo son etapas, habrá un momento en que seamos capaces de actuar sin pensar tanto y entonces echemos de menos el pensar. ¡¡Inconformismo humano!!
Pero yo hace tiempo que abandoné la raza humana jajaja.
Salud y besoabrazos.