Atención: obras
Siempre parece una ciudad a medio levantar, como si desde su nacimiento no se hubiera terminado de formar y le faltaran brazos o piernas, o cualquier parte que justificara el volver a erigir grúas y andamios. Una de cada tres calles está poblada por obreros con brazos hinchados sacados por unas semanas de la cola del paro, con piel de moreno albañil, chamuscada y curtida al sol más inclemente de las cuatro estaciones de la miseria. Sus chalecos fluorescentes parecen anunciar días de fiesta pero sólo presagian más ruido, polvo y caos en la circulación. Cuatro apoyados en una pala y otro cavando. Cuatro comiéndose un bocadillo y otro armando masa. Cuatro descansando a la sombra y otro vertiendo el hormigón. Un último en traje de chaqueta y casco blanco supervisa. Al final del día aquel es quien menos gana y éste quien más. Maquinaria de precisión quirúrgica, dispuesta a operar a corazón abierto una y otra vez las entrañas de la ciudad, a sustituir sus intestinos por tuberías nuevas más ...