La rabia
Instrucciones de lectura
Alzar la voz y leer rápido sin respetar los signos de puntuación.
Expulsarlo como si las palabras te dolieran en la boca.
Recitar como quien lee un poema en llamas.
Sacarlo con rabia. Con toda la rabia que tengas dentro.
Saca la rabia fuera.
Destroza el recuerdo para que no te destroce a ti el presente.
Sobre todo, que no te reviente el futuro aniquilado.
Saca la rabia de paseo, como si ella fuera el perro y no tú el can rabioso que quiere morderlo todo a su paso.
Morder las promesas, las expectativas, las frustraciones.
Morderle a él.
Saca los dientes.
Saca la rabia, me dicen.
Pero la rabia ya está fuera de mí, fuera de sí.
Me arde en los ojos, en las yemas de los dedos, me quema en la garganta que grita tan fuerte y llega tan lejos
que asusta a la propia rabia.
La rabia rota, la rabia alimentada día a día, gesto a gesto, detalle a desprecio.
La rabia funesta, cruel, inaudita, sorprendente.
La rabia, con una erre que se arrastra en la lengua, rebota en la cavidad bucal y reverbera por todo mi cuerpo.
La puta rabia.
Quién coño te has creído que eres.
O peor.
Quién coño te he dejado ser.
Ser por encima de mí, por encima de mis necesidades y mis apetencias.
Ser por encima de lo que yo podía elegir, porque nunca pude decidir nada.
Ser por debajo de ti y de que lo esperaba. Y te esperaba.
La rabia, como la propia rabia indica, me carcome los huecos y escupe a mi paso, va más deprisa que yo en su propia sed.
La rabia quiere inundarlo todo y que te ahogues en ella.
Porque yo aún puedo respirar y pretendo fehacientemente seguir haciéndolo.
Porque ya no te mereces nada.
La rabia, que me ciega el diccionario y me hace repetir banalidades, recurrir a frases mil veces dichas que no aportan nada.
Una lista de bagatelas esenciales, de tonterías importantes.
Un oxímoron detrás de otro.
Como si juntara tu nombre y la palabra sensible, agradecido, empático, decente.
Un oxímoron lleno de calmada rabia.
La calma.
La que trajiste y escondiste, como si esto fuera un juego y yo jamás pudiera ver las cartas.
Un dado trucado con el que nunca tuve opciones de ganar.
Un jaque mate a la cordura y a todo lo que yo entendía como algo bueno.
Un castillo de naipes que se desmorona porque nada tiene sentido.
Solo la rabia queda.
Y la rabia tiene sentido.
Porque lo único que siento ahora hacia ti es
pura,
maliciosa
y
deliciosa
rabia.
Y ahora, sí, me siento infinitamente mejor.
No me extraña que te hayas quedado infinitamente mejor ;) Te has despachado a gusto, has sacado toda la rabia contenida, acumulada y esto siempre viene bien. Limpieza a fondo.
ResponderEliminarYa puedes pasar a otra cosa. Al futuro.
Abrazotes y guiño.
Al futuro :) Te leo decir eso y me ayuda, es la corroboración externa que siempre viene bien, y más dicha con cariño :)
EliminarGracias, mi abrazos, espero que estés pasando un verano bonito!!! Mil besos