Atención: obras

Siempre parece una ciudad a medio levantar, como si desde su nacimiento no se hubiera terminado de formar y le faltaran brazos o piernas, o cualquier parte que justificara el volver a erigir grúas y andamios. Una de cada tres calles está poblada por obreros con brazos hinchados sacados por unas semanas de la cola del paro, con piel de moreno albañil, chamuscada y curtida al sol más inclemente de las cuatro estaciones de la miseria. Sus chalecos fluorescentes parecen anunciar días de fiesta pero sólo presagian más ruido, polvo y caos en la circulación. Cuatro apoyados en una pala y otro cavando. Cuatro comiéndose un bocadillo y otro armando masa. Cuatro descansando a la sombra y otro vertiendo el hormigón. Un último en traje de chaqueta y casco blanco supervisa. Al final del día aquel es quien menos gana y éste quien más. Maquinaria de precisión quirúrgica, dispuesta a operar a corazón abierto una y otra vez las entrañas de la ciudad, a sustituir sus intestinos por tuberías nuevas más resistentes, a taponar una vena que reventó en mitad de la calzada. El incansable esfuerzo del ser humano por edificar lo inedificable, el empecinamiento en levantar cimientos en terrenos escasos y mal posicionados. Todo vale para seguir jugando a ser Dios en su jardín del Edén particular. Fuentes que no darán agua, rotondas imposibles, montañas rusas de asfalto. Y cuando falta espacio, cuando se agrieta lo viejo y lo nuevo pasa de moda, se vuelve a empezar. Al final no hay crisis que valga para la imaginación del botarate de turno. Una mano mágica aprueba presupuestos y firma contratos, y en alguna playa del sur, un barrigudo se relame, se regocija en su moreno caribeño mirándose los brazos hinchados pero en el gimnasio del hotel, y se tumba al sol más clemente de las cuatro estaciones de la codicia. La ciudad, a muchos kilómetros de distancia de esa playa, palpita como una máquina extenuada, escupiendo tornillos oxidados y chirriando en sus esquinas, y resopla esperando a que la tierra explote y diga basta, porque ya no puede más.

Comentarios

  1. Pensaba que hablabas de Madrid, igualico, igualico :) Mi calle madrileña (la caravaqueña es más tranquila) la levantan al menos una vez al año, turnándose los "levantadores": los del gas, los del agua, los de la luz, y vuelta a empezar. ¿Ineficacia, falta de previsión? Seguramente, pero entre tanto destape y tape de baldosas de la acera, alguien se está forrando, de eso no tengo dudas (quizás el barrigudo del que hablas en tu espléndido texto).

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    1. Hablo de Lorca, que parece que está desmontada, pero vaya, esto es en general marca España jajaja. Vaya con los barrigudos, vaya, al menos los "levantadores" ganan su sueldo!
      Gracias por el adjetivo del texto :D y gracias por pasarte Diegoooo beso!

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  2. Tenemos las ciudades levantadas porque siempre estamos buscando un tesoro que no aparece. Aunque siempre haya alguien que se enriquece a costa de los que buscan...

    En fin, otro comentario rayada-existencial de los míos.

    Salud y abrazos.

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    1. ¿Has visto la noticia de los alemanes buscando no sé qué tanque nazi de oro o algo así? Vaya vaya, ¿y los tesoros al final se encuentran Óscar? :)

      Abrazo!

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  3. A LAS MUY BUENAS CENAS EN CURSO, Patricia!!! Y a ver, eso de los levantamientos de suelo me recuerda poderosamente a unos que están haciendo lo propio, desde hace ya una semana, en el campus de la facu. Y vale, que seguro que estarán arreglando/instalando/buscando algo...PERO SI NO ACABAN pronto, les lanzo un calculadorazo. O lo que es peor...UN VIEJO LIBRO DE TABLAS DE MARCA SCHAUM que pesa un montón, jajajajajajaja...

    Un besazo!!!

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    1. A las muy buenas cenas en proceso digestivo! :D ajjajajajaja lánzales algo que duela y que les permita además pensar con la cabeza!jajaja gracias siempre por pasarte y hacerme reír, un abrazo!

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  4. Textaco entre la música y la onomatopeya. Brutal el ritmo que coge en la mente al leerlo (por lo menos en la mia). Es la mejor cadencia narrativa que te he leido en mucho (demasiado) tiempo.

    ¿Te salió del tirón? (curiosidad)

    Me quedo con el juego que haces con "las cuatro estaciones". Me encanta. En una primera lectura es lo que más llega a la patata de un defectuoso lector.
    Solo un detalle técnico que creo que te puede servir: decir que el obrero tiene "moreno albañil"...igual sobra el "albañil" (en otros contextos podría ser peligrosamente redundante, ten cuidado).

    PD: la tierra explotará y nos llevará de la mano a ver con nuestros propios ojos cómo era el lugar verdadero en que nos quería habitar también a nosotros por el corazón. Esto último no es cursi: es verde. Lo suyo es también amor.

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    1. Es redundante a posta, quería marcar bien su escalafón social comparado con el moreno caribeño del empresario adinerado, pero gracias por la apreciación ;)
      Y por leerme, y sí, salió del tirón, tirando del agujero de la obra!jajajaja un besazo! y gracias por los cumplidos :)

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  5. Vaya... mi comentario habrá caído en una zanja. O se me olvidó dar a la tecla apropiada y untar a alguién y se quedó en la parte baja de la pila de documentos... ;)
    Diego habla de Madrid, tú de Lorca y yo podría hablar de mi pueblo que aunque chiquitín no escapa a las termitas tampoco.
    Creo que fue Woody Allen que dijo que volvería a Madrid cuando encontrasen el tesoro... pero no me hagas mucho caso: hay muchas malas lenguas sueltas :D
    Besotesssssss

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    1. :O vaya! Pues no recibí más que éste, Fram. Gracias por tomarte las molestias de volver a pasarte :)
      Jajajjaja me encanta Woody Allen, es tan original y mordaz!
      Lorca está...de verdad, desastrosa!
      Un besazo :D

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  6. Muy buen texto, Patricia (siempre lo son). Si los periódicos no hubieran dejado de ser lo que eran, bien podría ser una columna de opinión o de contraportada. Desde luego tu texto tiene mucha más calidad que la que se lee en aquellos. Me gusta mucho esa visión de la ciudad a cuerpo abierto con los obreros condenados a operarla, sin oficio ni beneficio, pero con el mismo corazón abierto. Besote! :)

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    1. Me sonrojas Andoni :) Muchísimas gracias, ojalá escribiera en un periódico, ojalá! jajaja
      Nuestra ciudad forma parte de nosotros, yo me siento un poco herida cuando la veo tan rota, todos a corazón abierto. Un besazo :)

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