Mi librera y yo

Mi librera se ha bebido todos los libros del mundo y ahora tiene un problema: en ella
habitan tantos personajes que ya no sabe ni quién es.

Cuando entras a su librería, es el dragón que defiende el castillo de la literatura;
cuando te vas, es Dantès escapando de la fortaleza. Puede inspirarte como
Fortunata, conquistarte en la voz de Jane Eyre, acompañarte como un fiel escudero
y viajar contigo al centro de la Tierra.

A veces coge el arpón y lucha, otras empuña la tinta y es Ismael, incluso zarandea
el barco con su cola de ballena. Otros días se transforma en sirena y le canta a
Ulises. Según amanezca, puede ser Jekyll o Hyde; rejuvenecer mirándose al espejo;
recitarte, fuerte, los últimos versos de Mistral. Nunca puede parar.

Sí, es un problema, pero también es la propia solución. Ella ya conoce cuál será el
desenlace de todas las historias que le burbujean por las venas. Por eso también es
la hechicera que sabe qué libro necesitas leer. En el torreón de la librería te espera
ese escritor que te cambiará la vida.

Si todas las tramas ya están escritas, tal vez mi librera custodie en sus estanterías
el relato definitivo. En esa guarida, Matilda y yo siempre estaremos a salvo del resto
del mundo.

Comentarios

  1. Las historias nunca difuminaron la esencia del que las vive, sino que más bien la forjan a golpes entre yunque y martillo.

    Que no sienta esa librera la congoja del destino. Las historias, como los trazos de pluma, no hay dos iguales.

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