Acotaciones


amor Del lat. amor, -ōris.

2. m. Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que,

procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa,

alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear.


miedo

Del lat. metus 'temor'.

1. m. Angustia por un riesgo o daño real o imaginario.




Me gusta definir las cosas, entender la amalgama de significados que un concepto, una idea o una persona pueden englobar.


Pero hay cosas que no se pueden definir, que no se deben acotar.

Ni ponerle diques al mar, ni puertas al campo, ni definición al amor.


Qué miedo da el amor.

Se habla mucho de ese primer chispazo, del momento en el que piensas, es él, creo que es él, de momento es él, quiero que sea él.

Tu corazón empieza a agitarse y pide soltar riendas, desbocarse, salir corriendo.

Que el amor no es un límite, es una ventana abierta.


Pero el amor real, tangible, recíproco también es cosa de dos.


Y en ese dos, entra el miedo.

Se habla mucho de ese primer chispazo, pero no de cómo gestionar que la otra persona después avive el fuego de manera diferente a ti.

O que no lo avive.

Me pide, nos pide, a mí y a mi corazón desbocado, que sea controlado.

Los sentimientos no se quieren controlar.


Y entonces, el sufrimiento.

No te quites la coraza, te van a hacer daño.

No quieras tanto, no te entregues.

No te expongas, no te muestres.

No lo declares, no lo presiones.

No sientas tanto.


Pero qué sentido tiene vivir sin sentir libre.


A veces consigo parar, controlar a la bestia.

El animal se agita y me suplica que le deje correr.

Desbocarse, gruñir, gritar de euforia.

Amar.

Lo retengo, le digo, ten miedo.

Joder, ten miedo, te van a destrozar ahí fuera.

Quítale importancia, no es para tanto el amor.

Eso que sientes un día no estará, no le hagas tanto caso, no te hagas tanto caso, no nos tomemos tan en serio.

Le miento, le convenzo.


Pero el animal resopla, se queda en una esquina del corazón acechando a que me despiste para salir a entregarse, palpita sordo pero fuerte.

Espera paciente a que cometa un error.


Me despisto.

Un gesto, un detalle, una canción, una mirada, una noche, una caricia.


Escucho un pitido.

Empieza a aumentar la taquicardia, la frecuencia.

El animal se agita, se posiciona.

Nos miramos y asiento, no puedo remediarlo, no se le puede poner remedio.

Por qué diantres habría que ponerle remedio.


Le dejo salir a inmolarse.

Le dejo salir a sufrir, a cansarse de esperar que un día le quieran como quiere él.

Le dejo salir a saltar, a tocar a la puerta y que solo se entreabra.


Pero es que el amor no es un límite, es una ventana abierta.

Rompe las acotaciones.

Revienta el dique que detiene el mar.

Destroza la puerta que cerca el campo.

Y corre libre.


Qué miedo da el amor.

Pero qué triste es no sentirlo, libre.


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