11 de Mayo de 2011, el día que tembló Lorca
Es cierto eso de que piensas que nunca te va a tocar a ti, hasta que te toca. A ti, a los tuyos, a tus demás, a tu hogar. Es cierto que yo no estaba allí, que noté mínimamente los temblores de Lorca, el primero de magnitud 4.5 y el segundo de 5.2, pues a Murcia llegaron con reminiscencia, apagados, alejados de ese epicentro que fue mi ciudad natal. Pero mi angustia y mi miedo fueron los mismos, al oír a mi madre llorando desesperada por el teléfono que se entrecortaba, que casi no nos permitía comunicarnos, que me dejaba a ciegas de todo lo que sucedía, con los ojos tapados sin poder ver a mi familia, sin poder saber si estaban bien, si todos habían podido ponerse a salvo, si no se les había caído la casa encima, si aún tenían casa. El terror era sobrecogedor, me sentí apartada, como una desertora por no estar allí con ellos en esos momentos, por no haber sentido mi tierra lorquina temblar y no haber temblado yo con ella. Ojalá nadie hubiera temblado. Tras el susto inicial y el ...