Más de veintidós mentiras

J.Sabina.

El mar inmenso. El olor de la leche recién hervida. Los días de lluvia. Un vaso caliente de cacao antes de acostarse. Los colores del otoño en los árboles. El verde de las praderas. Los dientes de león. Los deseos de los dientes de león. Las exposiciones gratuitas de arte. Las bicicletas de paseo con cesta. Los aeropuertos. Los orgasmos inesperados. Las sorpresas. Las tartas de chocolate. Más días de lluvia. Las heridas que sólo las madres curan. Los conciertos en teatros. Leer un libro de un tirón. La arena caliente en la playa mientras sopla fuerte la brisa. El atardecer, el amanecer despiertos. Las buenas canciones que suenan mientras compartes una cerveza. Los hombres con barba. Las mantas muy suaves que abrigan hasta el alma. Los poemas que le hablan a uno mismo. Una cena con amigos y una tele de fondo a la que nadie hace caso. Ir al cine a ver la misma película dos veces. Recorrer una biblioteca y escoger un libro al azar. Sentarse en una plaza con un café para llevar y contemplar a la gente pasar. El café muy dulce. Jugar al ajedrez con tu hermano y no dejarle ganar. Quererse uno mismo, mimarse. Conducir y poner la música fuerte cuando nadie te ve y cantar a voz de grito. Ducharse con agua muy caliente durante media hora. Los masajes. Las buenas costumbres. Las historias de mi abuelo. Pasarse una hora al teléfono. Darte el placer de cocinar algo elaborado sólo para ti. Salir a robarle fotografías al mundo. Los abrazos de más de dieciséis segundos. Reír a carcajadas hasta que te duela la barriga. Ceder el asiento del autobús a alguien. Escribir y reescribir. Volver a devorar un libro. Dibujar porque sí, bien o mal, y hacer chapuzas con pinceles. Mancharse las manos de pintura. Hacer locuras. Salir de fiesta hasta las tantas y acabar en un banco hablando de cosas existenciales. Las chimeneas a la orilla de una canción de Sabina. Ir con tu padre de compras para él. Recibir un mensaje o una carta de alguien a quien echabas de menos. Salir a bailar sin importar el qué dirán. Hablar con tus amigas durante horas de lo mismo una y otra vez. Hacer regalos sólo porque te apetece. Que te regalen un libro. Planear viajes, preparar maletas. Recordar inventarios de recuerdos. Dormir en casa.

Más de cien motivos para querer sonreír por las mañanas. Estos son algunos de los míos. Lo mejor, es que podría seguir enumerando cien más. Sólo hay que hacer una lista de los propios, y cada día intentar vivir un par. Hay algunos más accesibles que tenemos a mano sin darnos cuenta, hay otros que no podemos controlar y que debemos esperar con paciencia. Pero seguro que, aunque los míos te hayan parecido aburridos, en el fondo sabes a qué me refiero. La idea está clara, hay cientos de motivos ahí fuera. Sólo hay que recordarlos en esos días en que parece que no existen. 

Y ése es mi consejo de hoy para esta vida que se empeña en quitarnos la sonrisa y a la vez en recordarnos que tenemos mil razones para tenerla. Porque la vida puede ser maravillosa. Eso dicen.
(Patritermómetro subiendo de temperatura poco a poco, grado a grado).

Comentarios

  1. Sólo con leerte, se me ha abierto una gran sonrisa. Una sonrisa, esta cosita que hace que te suba el termómetro del alma a pesar de los pesares. ;)
    Coincido con muchos, muchísimos de tus motivos (me chifla conducir y cantar a voz en grito mientras conduzco :D ) Lo único que no comparto contigo son los aeropuertos...
    Besotes grandes y una sonrisa grande. :))

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    1. Por esas sonrisas merece la pena escribir :)
      Los aeropuertos son muy agridulces, prefiero quedarme con la parte buena, cuando estoy en uno suele atacarme la parte mala jaja.
      Me alegro mucho de que coincidas en las cosas que nos hacen felices, un abrazo enorme :D

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  2. Después de leerte, creo que en este horríbilis mes de diciembre voy a intentar buscarme unos cuantos motivos como esos para sobrellevarlo mejor, a parte de ese que ya practico, el de cantar a voz en grito mientras conduzco, que veo que también está muy arraigado en otras personas :)
    Un beso.

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    1. Jajaja es que lo de cantar y conducir es un remedio contra muchas cosas, libera y desahoga! Muchísimas gracias por leerme y bienvenida a mi blog, ojalá te llenes de buenos motivos,seguro que tienes muchísimos que disfrutar, y ánimo para Diciembre :)
      Besos!

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  3. Hay que cantar, y además en voz muy alta y desde luego todos los días buscar un motivo para sonreír que la vida ya es bastante dura.

    Un beso Patricia

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  4. Qué bonito Patricia! Me ha encantado!!!

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