Ganas de

Tengo ganas de salir corriendo.

De hacer una maleta sin equipaje, sólo con aire y agua y sol. De olvidarme las pastillas, los colirios, las infusiones. De llorar de emoción y no de desesperación. Tengo ganas de escapar.
De morirme de calor en una playa y no en esta habitación. De sentir el frío de la noche en mi cama y no en el escritorio, que no escribe nada, que me hace escribirlo todo.
Tengo ganas de reír, pero tan fuerte que me duela la cabeza. Tengo ganas de mirar las estrellas del cielo de Madrid. Tengo ganas de un eclipse de mar.
De gritar, de escuchar, de llenarme de arena los bolsillos, de romper el reloj de arena, de ser yo quien da las horas.
Tengo ganas de vida, de más vida, de huir de la muerte. De echarle una foto y guardarla en los álbumes del pasado, junto a los recuerdos que ya no quiero recordar.
Tengo ganas de se duchen mi pelo, mis pestañas y mis ideas, de enjabonarlos a todos juntos, de que se mezclen las sensaciones. Ganas de soñar.
Tengo ganas de sentirme bien y de hacer sentir bien a los demás.
De olvidar que olvidé lo que era incapaz de olvidar, y que ahora no olvido.
Tengo ganas de levantarme una mañana y ponerme mi nombre y mis apellidos, de ser quien yo era, de ser quien nunca debí dejar de ser. Tengo ganas de superarlo todo, incluso de superar mis palabras.

Unas ganas de nada, menos de ti. Unas ganas de todo, hasta de mí.


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