La movilidad exterior

Volvió de aquel largo viaje muy cansado, y supo, desde el primer momento en que pisó sus antiguas calles, que había cambiado. Cambiado como te cambian todos los viajes, de los que vuelves siendo el mismo pero en distinta piel; pero esta vez, el distinto no era sólo él. Anduvo por la ciudad perdido, siendo sombra e imagen de cientos de otras personas como él, con una historia y un destino similares; nada destacable, nada perdurable. Sólo una maleta tatuada de sellos a cuestas y otras cosas que arrastrar.

Las calles grises vomitaban mujeres en vestidos de colores, como colibríes de diciembre haciendo un canto a la primavera; pero ninguna reparaba en él. Había niños jugando en las plazas y su algarabía se le hacía molesta y ruidosa. Se sentía un sin techo del corazón, y al instante se arrepentía de su egoísmo al reparar en los mendigos que adornaban cruelmente las esquinas, como una decoración de navidad más. Deslizó algunas monedas aquí y allá, y se dirigió a un bar.
Dentro, nada se le hacía conocido, ni las expresiones de la gente, ni los gestos, ni sus rostros; desde el televisor parecían hablar en otra lengua, tenía que concentrarse mucho para entender algo. Pidió un café y le miraron raro, sería su acento. Se sentía extranjero en su propia ciudad, empezó a pensar que tal vez se había equivocado de avión. Hojeó el periódico mientras esperaba que el café se enfriara y se encontró con viejos titulares: España es ya el país de Europa que más población pierdeEl talento emigra de EspañaMás de 300.000 jóvenes se exilian ante la falta de oportunidadesEl éxodo silencioso del joven talento español. Eso sí que no había cambiado: las malas noticias eran las mismas, los culpables vestían diferente traje pero en el fondo también eran los mismos. Agobiado, apuró la taza de un trago y con ardor en la garganta y lágrimas en los ojos, pagó y se marchó.

Lo que antes era deseos por volver transmutó en inseguridades mientras corría desesperado a alcanzar un taxi. En la radio sonaba aquella canción de sus años universitarios: el valor para marcharse, el miedo a llegar. El taxista le preguntó que a dónde, él le suplicó que a casa, pero no supo indicarle la dirección.

Comentarios

  1. Una muy buena forma de hablar de la "movilidad exterior" a través de una movilidad interior (que es la que duele y la que al que manda no le importa).
    Parece un relato de años que yo creía atrás en esta zona del mundo. Triste mundo, triste dinero: todo por dinero, y cuando no es por él hay que estar contándolo.

    "Las calles grises vomitaban mujeres en vestidos de colores, como colibríes de diciembre haciendo un canto a la primavera": Navidad artificial que no se siente de verdad, es como comparar un prado con una rotonda de cesped artificial.
    "Sólo una maleta llena de sellos a cuestas y otras cosas que arrastrar": la infelicidad interior si que no es culpa del exilio, no me lo creo, el exilio es solo una excusa.

    Solo una reflexión: esto está pasando siempre a solo cruzar el mar y solo parece que nos afecta ahora; por eso no me gustan los nacionalismo.

    Tinta fluida y fácil para los lectores que nos cuesta leer sin quitar nada de calidad.
    Gracias ;-)

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    1. No es un texto ni una historia nacionalista, es un ejemplo, además tú sabes quien es mi mejor amigo, tengo el tema de la emigración/inmigración muy presente, parta de donde sea y vaya a donde sea. Está claro que a esto se le está dando bastante bombo (tampoco tanto como se debería) en las noticias, pero es que es lo que nos toca y nos afecta ahora a nosotros. Más bombo aún debería dársele para buscar soluciones,aquí y ahora.
      Otro tema es que el exiliado tenga sus propias historias que arrastrar :) de esas tenemos todos.
      Gracias por leerme, odio las rotondas de césped artificial por cierto, odio el césped artificial en realidad xD es tan falso, prefiero ver el color de la tierra sin más, es más puro y bello.
      Abrazo mago de rey!!!! :)

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  2. El problema de marcharse es que dejas de pertenecer a ningún sitio. Cuando regresas todo sigue igual pero a la vez todo ha cambiado.

    Irse es duro, sobretodo cuando te ves obligado a ello para poder vivir. Te hace ver el mundo desde un prisma que nunca lo habías mirado en que se te caen viejos mitos y sobretodo aquellas promesas de oportunidad y de que llegarías a ser alguien. Te sientes un poco estafado.

    El problema de dejar de pertenecer a ningún sitio es que ya no sabes muy bien cual es tu casa, tal vez, el hogar sea allí donde plantamos la maleta.

    Abrazos.

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    1. Cada uno sentirá su hogar de una forma, claro, puede ser donde estemos nosotros y nuestra maleta, donde estén las personas que queremos, donde nos vayamos dejando trozos de corazón...
      Como dices, lo duro es tener que irse por obligación, eso es lo que me hastía, la gente que no tenía esos sueños de marcharse y no les queda otra, esa es la estafa y la vergüenza, no tener más opciones.

      Gracias por leerme Oski, muchos besos :)

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  3. Mi padre vivió, por su profesión, en varios países del mundo. Decía "mi casa es mi maleta". Yo he heredado algo de ese espíritu nómada. No me gustan demasiado las raíces, te atan. Pero hay un precio que pagar: ese encontrarte un poco extranjero en tu tierra y otros. Aunque siempre existirá una Mayrena que me acoge con los brazos abiertos (no estoy tan desarraigado, leches! :) Lo malo es lo que ocurre ahora: que te arranquen de tu suelo cuando tú no quieres que lo hagan.

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    1. :) Si puedes "meter" lo que más quieres y necesitas en una maleta, y lo más importante, llevarlo contigo, serás feliz, seguro. Como he escrito a Oski arriba, lo que me cabrea es la no posibilidad de elección. Hay algunos que no quieren tener raíces y ya tenían esas aspiraciones de irse (como por ejemplo las tengo yo) pero, la obligación...la obligación es la injusticia.
      Seguro que tu Mayrena te acogerá siempre y tienes más raíces de las que piensas, pero portátiles :D Un besico!

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  4. Ya sabes de mi amor a los árboles y a las metáforas ¿verdad?
    Durante mis primeros 20 años me plantaron y trasplantaron varias veces sin opción a elegir y sobreviví.
    Luego arranqué yo misma mis raíces y las volví plantar en otros sitios. Y la conclusión que saqué es que un arbolito joven sobrevive a todo (otra cosa es uno ya mayor...)
    Por eso te digo que más vale ser un arbolito trasplantado en un terreno lejano que un bonsai con las raíces ahogadas en un tiesto estrecho y sometido a tanto recorte de sus ramas.
    Ahora bien... si la elección es tuya, por mucha morriña y desconcierto que se sienta tanto al irse como al volver, el balance es positivo por el hecho de tener el corazón más lleno y no partido.
    Así me pasa a mí por lo menos (aunque ya no sé de dónde soy exactamente :D )
    Lo que sí es una... faena, es cuando no quieres y no te queda otra.
    Pero aún así, te enriquece, con una visión más amplia. :)
    Mis verdaderas raíces están en mis seres queridos, familia y amigos, que me dan los nutrientes y el agua que necesita todo ser vivo. (por mucho apego que le tenga a mi cachito de sierra madrileña ;)
    Pufff !!!... :D ¡vaya rollo te he soltado! :D... pero de buen rollo ¿lo sabes verdad? ;)
    Abrazote grande con todas mis ramas.
    Y un cuento con fondo vivido ;)
    http://franpompasdejabon.blogspot.com.es/2012/05/pesadillas.html

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    1. :D :D :D :D Eres maravillosa e increíble Framboise, creo que no hay una metáfora mejor para explicarlo.
      ¡Te envidio y admiro! Yo quiero ser (y seré) de tu tipo de árbol, y pienso estar moviendo mis raíces durante todos los años que pueda, pero es algo que decidí y soñé hace tiempo, me haré cargo de la confusión y el sentirse un poquito extranjero consecuentes :D
      Lo que me fastidia sobremanera es la obligación, es cuando deja de ser un deseo o una aventura y pasa a ser una necesidad por supervivencia, porque esos bonsais de los que hablas están muriéndose. ¿Por qué un árbol tiene que transplantarse si quería quedarse en su bosque? Me queda el consuelo de pensar que cuando vuelvan, si lo hacen, serán más sabios y más fuertes, y sabrán como tú cuales son las verdaderas raíces.
      Me encanta que me sueltes rolllos! :D Voy a navegar en tu cuento.
      Abrazo de árbolito pequeño creciendo, gracias por compartir tu savia, sabia Fram :)

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