Primera última cita

- Hacía mucho que no compartíamos un helado.
- No sé, me he acostumbrado a pasear solo.
- No es sólo eso lo que me preocupa.
- Las preocupaciones van y vienen, y dejan lugar constantemente a otras que nos parecen mayores, y las antiguas se vuelven nimiedades.
- Mi preocupación está muy presente física y emocionalmente aquí y ahora.
- Tal vez el error radica en el lugar en el que nos hallamos y en el tiempo. Tal vez no sea nuestro momento ni dónde deberíamos estar.
- Antes no decías eso, te has vuelto tan amargo como el tabaco que no puedes parar de fumar.
- El humo me calcina los pulmones y me hace olvidarme así del corazón.
- ¿Es esa la estela negra que quieres ir dejando a tu paso? No te reconozco.
- Definitivamente hacía mucho que no compartíamos un helado, los árboles están empezado a amarillear, como mis dedos y mis dientes.
- No me gusta esto, no me gustas así, pero yo aún te quiero.
- El bosque empezará a perder sus hojas y nuestros pasos se desvanecerán entre los montones marchitos, nunca más seremos tan eternos como creímos ser, el marrón es el color de la tierra y a ella estamos volviendo irremediablemente, sólo que tú aún no te das cuenta, pero el tiempo pasa y nos encogemos, y yo me doblo y mi alma envejece.
- ¿No escuchas lo que te digo?
- Lo oigo, pero no quiero escucharlo. Saber que aún me quieres es suficiente, no necesito más reproches.
- ¿Y qué pasa si para mí no es suficiente? Me he cansado de este bosque y de estos paseos esporádicos, me he cansado de no entenderte y de saber que prefieres que no te entienda. El humo que te calcina me alcanza hasta a mí y yo no elegí este tú. ¡Vuelve a ser el de antes para mí!
- Tú tampoco escuchas lo que yo digo.
- Es difícil leer entre líneas cargadas de tanta filosofía.
- La vida es filosofía, y en este período en el que estoy no puedo separar ambas cosas, no puedo dejar de hilar con manos de muerto y de intentar desentrañar mis entresijos, un nuevo otoño está alcanzándonos y estoy tan perdido como siempre.
- Pero me tienes a mí.
- Sentirse acompañado no es lo mismo que no estar solo.
- Tus palabras son como las agujas de estos pinos, punzantes y frías.
- Tienes que comprender que lo que siento por ti no ha cambiado, pero necesito hacer esta búsqueda solo. No me vale tu mismo mapa, tengo que encontrar mi propia ruta y empezar a escalar y a sudar mi sangre.
- Entonces no te hago falta.
- Tendrás que esperarme.
- Tu cigarrillo se ha apagado y el helado está derretido. Me voy a casa antes de que sea demasiado tarde.
- Estaré en este mismo bosque mimetizándome con los troncos y alimentándome de su ancianidad.
- Espero volver algún día y encontrarte, y que el amor no caduque como sus hojas.
- Es lo único que te puedo prometer.

Comentarios

  1. La vida nos puede llevar por diferentes caminos, volver a ser uno mismo después de haber pasado por numerosos bosques, pero seguir pisando las hojas de otoño que tanto me recuerdan a ti.Me encantan los textos que cuelgas, te seguiré hasta el próximo verano, fiel a la belleza del otoño. Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Escribes demasiado bonito Pedro! :) mil gracias por tus palabras llenas de sabiduría y cariño, un abrazo enorme.

      Eliminar
  2. Me encantó el diálogo, hay cosas que nunca desaparecen...

    Gracias por pasar a visitar.
    Un saludo desde la Ciudad de México!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias a ti por visitar de vuelta, tienes tremendas fotos!
      Saludos!

      Eliminar
  3. Bonito y profundo texto...

    Un abrazo Patricia

    ResponderEliminar
  4. No te leo, sólo vengo a dejar un huevo. Ya te leeré más tarde, ahora estamos estudiando.
    http://www.youtube.com/watch?v=apwZcezyHsQ

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajaja estamos estudiando, ¿eh? O pretendiéndolo, pillín.
      Blackbird kiss ;)

      Eliminar

Publicar un comentario